La COVID-19 y las criptomonedas han ido de la mano desde el estallido de la crisis sanitaria de 2020. Muchos inversores prefirieron resguardarse en el criptoespacio ante el temporal económico que se avecinaba en la primavera del pasado año.
La pandemia sigue evolucionando con la incertidumbre como bandera, y los delincuentes no paran de aprovecharse de esta situación. Recientemente, se desmanteló una red de venta de certificados falsos en Italia. Supuestamente, los ofrecían a cambio de criptos.
Hace poco menos de un mes, algunos medios del sector ya aportaban datos sobre las estafas que involucran el binomio vacunas-criptomonedas. Al parecer, es posible comprar vacunas en la darknet por unos 20 euros.
Estamos hablando de unos 0.0004 BTC o aproximadamente unos 0.007 ETH (al cambio del 22 de agosto). Bastante menos es lo que pretende dar Fred Schebesta a los australianos que se vacunen.
¿Te vacunarías por 0.0001 BTC? Schebasta, un empresario australiano, cree que sí. Al menos, piensa que se trata de un reclamo excelente para que sus compatriotas pasen por las unidades de vacunación.
Poco se puede hacer con esa cantidad de satoshis si los venden hoy. Son 5 dólares, que apenas alcanzan para pagar la factura de la luz durante media semana en una ciudad media australiana.
Eso sí, a Schebasta le dolerá el bolsillo si todos los australianos le piden los 5 dólares. Teniendo en cuenta las dimensiones de la población australiana, estaríamos hablando de un desembolso ligeramente superior a 100 millones de dólares australianos.
Fred Schebesta. Fuente: Yahoo
Es decir, hablamos de unos 75 millones de dólares estadounidenses. Si tuviera que soltar la gallina ahora mismo, el montante ascendería a poco más de 1500 bitcoins. Pero, claro, no sabemos si pretende donarlos de su cartera o los comprará para la campaña.
Schebesta es CEO de su propia empresa, bloguero millennial y cofundador de la web Finder. Esta actividad le ha reportado una fortuna de 250 millones de dólares. ¿Va a desprenderse de casi una cuarta parte de su patrimonio?
La filantropía no conoce límites, pero es curioso que, para solicitar el pago de los 5 dólares, haya que descargarse la aplicación de Finder y enviar el certificado de vacunación. Seguramente, la alegría de un filántropo se potencia con la expectativa de promocionar sus productos o adquirir información sanitaria delicada de millones de personas.
La cuestión es que no importa si le preocupa acabar con la pandemia o sacar tajada de ella. Si quiere cumplir con su promesa, tendrá que soltar un buen pellizco si le piden la “paguita” todos los australianos mayores de edad que se han vacunado (el 50% de la población).
