Los tokens no fungibles (TNF) están acaparando la atención de los artistas, y con razón. Un TNF es un token único: no puede replicarse. Esta es la diferencia fundamental con las criptos, de las que se pueden obtener cientos de miles de unidades.
Aunque joven, el sector de las obras de arte basadas en TNF está pegando fuerte. Webs como Nifty Gateway son un buen ejemplo. La compañía lleva tres años vendiendo tokens no fungibles de cientos de artistas digitales con cierto éxito; un éxito que ha atraído el interés de los piratas informáticos, tal y como muestra el hackeo sufrido hace un par de días.
Obviando los peligros que entraña la venta de arte por Internet, los músicos no han dejado pasar la oportunidad de hacer negocio. Tenemos el caso de DJ 3LAU, que vende sus discos en forma de TNF. Incluso personalidades del criptoespacio no relacionadas con la música han probado suerte, como Elon Musk, que puso en venta una canción en formato TNF tratando el tema de los tokens no fungibles.
Soulja Boy es uno de tantos músicos interesados en la tecnología blockchain y las criptomonedas. Twitter es su medio preferido para promocionarse, llegando a publicar tuits preguntando cómo vender un tuit o cómo lanzar un disco en formato TNF.
La suerte ha sonreído al rapero estadounidense, que ya cuenta con diversas propuestas. Una de ellas, por parte de Origin Protocol, la compañía que está detrás de la venta de la colección de 3LAU por varios millones de dólares.
Taylor Bennet y Big Zuu también se han subido al carro de la tecnología blockchain, tokenizando sus canciones. En este caso, la idea ha sido algo diferente a la de Soulja Boy, ya que han lanzado 10 tokens por canción. Estos tokens representan el 7.5% de los beneficios futuribles obtenidos por cada tema.
En este sentido, la adquisición de tokens no fungibles podría verse como la compra de acciones de una empresa, compartiendo los beneficios con los creadores.
Parece que el mundo del rap y los tokens no fungibles van de la mano. Ja Rule es otro rapero interesado en las nuevas formas de interactuar con su audiencia posibilitadas por los TNF. Pero Ja Rule no vende sus canciones, ni siquiera comparte los derechos de autor: vende certificados digitales de propiedad.
En realidad, está vendiendo una pintura que, según el propio Ja Rule, tienen un valor especial para él. Eso no impide que se pueda desprender del óleo por una suma de dinero considerable.
