El Tribunal Supremo ha ordenado a la Audiencia Nacional que se encargue de la investigación del caso Nimbus. La supuesta estafa afectaría a miles de inversores que, según los medios españoles, han perdido en su conjunto más de 135 millones de euros.
Hay más de 4000 afectados esperando el avance de la investigación. De momento, la Audiencia Nacional asegura que la compañía afincada en Malta no se enfocó en desarrollar una estructura piramidal.
La supuesta estafa, según los investigadores, tendría su origen en las tasas aplicadas a los nuevos inversores. Esto implicaría la ausencia de operaciones de compraventa de activos digitales por parte de la compañía.
Nimbus fue sumando inversores gracias al boca a boca, algo propio de los esquemas Ponzi. A los inversores iniciales se les requería que consiguieran nuevos inversores, y así sucesivamente. El cebo: hasta un 15% de retorno.
Otro punto “a favor” era la simplicidad. Los inversores podían depositar su dinero a través de una aplicación que ofrecía un servicio de arbitraje automatizado. Bastaba con enviar criptos a la dirección del monedero de Nimbus.
La pirámide se levantó en base a un sistema de referidos que complementaba el depósito de activos. Esta combinación estaba asociada a un incremento de un retorno cuyo mínimo estaba fijado en el 7%.
Hasta la fecha, ninguno de los inversores ha podido beneficiarse de la rentabilidad prometida por Andrea Zanon. El consultor del Banco Mundial aprovechó su cargo para aportar credibilidad al proyecto, al menos hasta que comenzó a hablar de la estafa multimillonaria de Nimbus.
Antes de que la supuesta estafa comenzara a difundirse en los medios, la CNMV ya avisó del riesgo que implicaba confiar en Nimbus. El regulador español dejó claro públicamente que la compañía con sede en Malta no contaba con la autorización pertinente para operar y gestionar inversiones masivas.
La advertencia de la CNMV ganó peso cuando el equipo de Nimbus swapeó los criptoactivos depositados. Los BTC, ETH y USDT de los inversores pasaron a ser tokens desarrollados por Nimbus (GNBU y NBU), que no valían nada.