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Perú es un país con una riqueza natural indiscutible. Casi una quinta parte de su territorio se compone de zonas protegidas que dependen de las subvenciones estatales. Por desgracia, estas no son suficientes para proteger el tesoro natural del Perú.
Por esta razón, la ONG Conservación Internacional ha lanzado una colección de tokens no fungibles para recaudar fondos con este propósito. Lo hace en colaboración con el artista Knotpaolo, cuyas obras digitales muestran fondos oníricos con toques naturales y animales propios del Alto Mayo peruano, algunos en peligro de extinción.
Bajo el título de Conservation NFTs, el proyecto pretende enviar también un mensaje de concienciación sobre el valor de la naturaleza. Su cuenta en OpenSea cuenta con una descripción directa: “Soy el Alto Mayo. Me necesitas para seguir respirando. Te necesito para conservarme. Al adquirir mis NFT, contribuyes a mi conservación.”
La colección se compone de 20 obras que se espera aporten un toque diferente al mercado de NFT, saturado de productos pixelados y sucedáneos de memes. El equipo tampoco se ha marcado un objetivo especulativo, tan característico del ecosistema de los tokens no fungibles.
En este sentido, desde la agencia limeña Digitas se han hecho eco de la oportunidad que supone esta colección para recaudar fondos, más allá de la pura compraventa de activos para generar beneficios.
También destacan el potencial de las cripto como medio para unir fuerzas para alcanzar objetivos comunes de forma popular. Unas metas que no podrían alcanzarse con la ayuda deficiente de las instituciones.
La propuesta de Conservación Internacional llega en un momento de furor por los activos digitales en Perú. No solo es uno de los países con más usuarios de criptos de LATAM, también tiene su propia stablecoin.
El sol digital (PEN) está respaldado por la moneda local y usa el protocolo Stellar para las transacciones. Se trata de una cripto estable que lleva funcionando desde mayo de este año. Y no es el único.
Argentina tiene también su propio peso digital, el ARS, que circula desde enero de 2020. También en Colombia, este mismo mes, se pone en marcha el COP, la stablecoin colombiana. Y si nada lo impide en noviembre se lanzará el peso digital chileno, el CLP.