La historia de amor entre el BTC y los países latinoamericanos va para largo. En pocos años, el criptomercado se ha colado en la vida de millones de personas en LATAM, ayudándoles a combatir situaciones financieras inestables.
Tenemos a Bukele como el referente del uso de las cripto en Latinoamérica. La adopción de Bitcoin como divisa de curso legal en El Salvador ha abierto una nueva etapa histórica en la región. Se espera que en un futuro cercano, otros dirigentes latinoamericanos emulen a Bukele.
Tenemos el ejemplo de Carlos Rejala, aspirante presidente de Paraguay que cuenta con el follow del mismísimo Zhao de Binance. El diputado ya ha comentado en Twitter que parte de su campaña presidencial se basará en la adopción del BTC.
“Si nos jugamos a la Presidencia en el 2023! #bitcoin cómo moneda oficial y listo!”, tuiteó ayer. Hasta 2023, Rejala tiene un par de años para ver cómo le va la cosa a Bukele en El Salvador. O a Cortizo en Panamá, si la legislación panameña termina legalizando el BTC.
Kenneth Research da base a este optimismo por parte de los políticos latinoamericanos. Un reciente estudio publicado por la empresa de análisis indica que el BTC podría mejorar el tejido financiero de LATAM.
Según el estudio, la tecnología blockchain y el BTC ofrecen un potencial de crecimiento superior al 30% anual hasta 2023. Este incremento sería el resultado de las condiciones favorables para la inversión extranjera en el sector de las cripto.
También se espera que se produzca un aumento en la creación de criptoempresas, tanto locales como internacionales. A lo largo del artículo, se hace referencia a los beneficios que reportará la expansión en la zona de gigantes como Amazon y eBay gracias a la tecnología blockchain.
El estudio de Kenneth Research menciona también la incursión en el criptoespacio de las entidades financieras. La razón es obvia, ya que se estima que casi la mitad de la población latinoamericana tiene un acceso deficiente a recursos bancarios (en ocasiones ni siquiera tienen acceso).
Los bancos que operan en LATAM pretenden luchar contra la exclusión financiera y, cómo no, lucrarse en el proceso. De momento, pueden hacerlo, ya que el nivel de información y formación de los ciudadanos en materia de criptoeconomía es prácticamente nulo.