La batalla legal entre la SEC y Ripple no cesa. Llevan peleando desde diciembre de 2020, cuando la comisión acusó a Garlinghouse y Larsen de beneficiarse del token de la compañía de manera ilícita.
Según el equipo de Gensler, los ejecutivos de Ripple habrían generado unos 1300 millones de dólares gracias al XRP sin haberlo registrado debidamente como un valor. De hecho, la consideración del token de Ripple como valor o divisa sigue siendo un punto delicado en el proceso judicial.
Hemos asistido a momentos en los que se cantó victoria en Twitter. Se ha dicho numerosas veces que el fin del juicio estaba cerca, pero no. Ante la incertidumbre, Garlinghouse se ha pronunciado firmemente aprovechando la asistencia a una conferencia en Toronto.
El CEO de Ripple asegura que la compañía se marchará de Estados Unidos si pierde la SEC gana el juicio. Aunque nada cambiará, afirma Garlinghouse:
“Si piensas en cómo funciona el mundo ahora mismo, es como si el caso hubiera pasado por alto algunas excepciones. Así que, si perdemos, si Ripple pierde el caso, ¿cambiará algo?”
A mediados de abril, Ripple ganó una batalla que se anunció en redes como un punto de inflexión para ganar el juicio. La jueza Netburn obligó a la SEC a ofrecer unos documentos donde se mostraba unas declaraciones del anterior director de la comisión.
Según el discurso de Hinman, Bitcoin y Ethereum no son valores. Tres meses más tarde, el proceso legal sigue igual de estancado. La SEC reprendió a Hinman por hablar sobre el tema ignorando sus supuestos conflictos de intereses con ambas criptos.
La cuestión es que Garlinghouse ha recuperado esta victoria una y otra vez para comparar el token de Ripple con el BTC y el ETH. Según el CEO, no es un valor. Mientras tanto, espera que un grupo de investigadores se pronuncie sobre la situación de Hinman cuando realizó las declaraciones.
Garlinghouse ha comentado en anteriores ocasiones que espera que el juicio no se alargue más allá de 2022. En este sentido, parece ser bastante optimista, quizá porque espera tener libertad para lanzar la IPO sobre la que habló en mayo durante una entrevista concedida a la CNBC.
Está claro que Ripple no cederá a la presión regulatoria. De hecho, ha anunciado la apertura de una oficina en Toronto y la creación de medio centenar de puestos de trabajo. Estos trabajadores se sumarán a los cerca de 600 empleados de Ripple ubicados por todo el planeta.
¿Podría ser esta oficina la nueva sede de Ripple si la SEC gana el juicio? Con la mitad de sus trabajadores fuera de Estados Unidos, no es una cuestión que parezca afectar a los planes de Garlinghouse.