Garlinghouse ha vuelto a hablar mal del BTC. Bueno, no directamente. Esta vez, se ha limitado a decirle a los inversores que no se flipen con la divisa de Nakamoto. Al CEO de Ripple no le gusta el maximalismo, principalmente por una cuestión de estrategia.
Él prefiere diversificar. Según su teoría, apostar demasiado por el BTC es contraproducente para cualquier cartera, mayormente porque te puedes perder oportunidades. “Todos los barcos pueden crecer”, opina Garlinghouse, refiriéndose a la multitud de criptoproyectos que pueden dar un pelotazo.
Garlinghouse va más allá. Asegura que tanto amor por el BTC no es sano. Amores tóxicos, que se dice ahora por las redes. Pero este amor no es malo para el BTC en sí, sino para el criptomercado en general.
Al menos, eso dice el CEO de Ripple, que, por cierto, no niega que tiene un buen puñado de bitcoins en su cartera. También holdea ETH, pero esa es otra historia. Volviendo al tema de Bitcoin, en una entrevista reciente ha hablado del “tribalismo” que hay en torno al BTC y cómo podría afectar a la capitalización del criptomercado.
Según Garlinghouse, este amor desmedido por la divisa de Nakamoto podría tener como consecuencia una “polarización insana”. Uno de sus temores es que la capitalización total no rompa de forma estable la barrera de los 2 billones de dólares.
El CEO de Ripple tiene en mente a fanáticos del BTC como Saylor o Bukele. El primero no para de añadir cantidades ingentes de bitcoins como parte de los fondos de MicroStrategy. El segundo pasará a la historia por convertir a El Salvador en el primer país del mundo en adoptar Bitcoin como divisa de curso legal.
Garlinghouse ha mencionado directamente a Saylor en la entrevista concedida a la CNBC. El CEO de MicroStrategy ha tuiteado hace poco que “el dinero es algo con lo que vivir, pero el BTC es algo por lo que vivir”. Demasiado maximalismo para Garlinghouse, tan amigo de la diversificación y tan poco fan de Bitcoin.
¿Hay algo peor que los maximalistas para Garlinghouse? Parece que sí: los memes. Tokens como DOGE le ponen de los nervios. De hecho, cree que Dogecoin es un proyecto potencialmente dañino para el sector de los activos digitales.
Su argumento es inflacionario. Destaca que, al contrario de lo que ocurre con otras criptos (como el BTC o, por supuesto el XRP), Dogecoin no cuenta con un tope de oferta. Ha llegado a comparar al DOGE con el dinero fíat, pues se puede minar a placer como hacen los bancos centrales con las divisas tradicionales.
