El vicepresidente ucraniano ha pedido a los principales exchanges que operan en el país que no sigan ofreciendo sus servicios a los clientes rusos. Es una muestra más de cómo los activos digitales están marcando la diferencia en términos económicos.
Ya se vaticinó que el criptoespacio, especialmente el BTC, podría ser un refugio para los ucranianos en el caso de explotar un conflicto armado. La guerra comenzó, y apenas una semana después, ya se están cumpliendo los pronósticos.
Mykhailo Fedorov entiende el poder de las criptos en este conflicto. Por eso está pidiendo a las plataformas de intercambio que congelen las direcciones de sus clientes rusos. Puede que también quiera que los exchanges den la espalda a los usuarios prorrusos ubicados en Ucrania.
La petición tiene lugar pocas jornadas después de que la entidad central ucraniana decidiera vetar el uso de dinero electrónico en el país. La medida se ha tomado para fomentar el uso de la grivna, pero no se pronunció sobre el intercambio de criptos.
Seguramente no lo ha hecho porque sería contraproducente para las fuerzas ucranianas. El ejército comandado por Zelenski está recibiendo donaciones millonarias en forma de BTC y otros criptoactivos.
No es cuestión de bloquear esta ayuda. Pero el problema es que el ejército de Putin y sus simpatizantes también pueden beneficiarse de las criptos. De ahí la petición del vicepresidente ucraniano a los exchanges.
“Pido a los principales criptoexchanges que bloqueen las direcciones de los usuarios rusos”, tuiteó ayer Fedorov. Para el vicepresidente, es vital congelar no solo las direcciones de los políticos vinculados con Rusia y Bielorrusia, sino las de los usuarios que apoyan las acciones de Putin.
La petición de Fedorov llega en un momento en el que se empiezan a ver los efectos de las sanciones económicas impuestas a Rusia. El desplome histórico del rublo tras el bloqueo de capitales rusos en el extranjero es noticia en todos los medios.
Putin ya está contraatacando, implementando estrategias sobre la marcha, como la prohibición de realizar remesas transfronterizas o la conversión a rublos del 80% de los ingresos percibidos por los exportadores rusos desde comienzos de año.