El parlamento ruso está considerando seriamente ilegalizar cualquier divisa digital ajena al país. La nueva legislación definiría, entre otros aspectos, la aplicación de penas de cárcel para los inversores rusos que operaran con criptomonedas.
Este tipo de medidas serían bastante agresivas, quizá demasiado estrictas para el contexto actual, especialmente cuando el criptomercado se presenta como una alternativa a los mercados tradicionales de cara a la recuperación de la economía global tras la pandemia del COVID-19.
Parece que para Rusia, el control de los activos digitales es fundamental dentro de los parámetros de la “nueva normalidad”. Para asegurar el control absoluto, evidentemente, lo más fácil para el estado es ilegalizar todos los activos digitales que no tengan el visto bueno de la Administración.
Esto quiere decir que cualquier usuario de Bitcoin, cualquier persona que haga una transacción con bitcoins (envíe o reciba), cualquier trader que invierta en criptos podría enfrentarse a años de cárcel.
El lucro con las transacciones que impliquen la compraventa de criptos tendría calidad delictiva, especialmente en los casos en los que se generaran ingentes beneficios. El borrador de la nueva ley plantea penas de hasta cinco años de trabajos forzados y siete años de prisión.
De entrar en vigor, las consecuencias de esta nueva ley sobre el uso de criptos en Rusia podría tener consecuencias económicas serias. Yuri Pripachkin, presidente de la Asociación Rusa de Criptomonedas y Blockchain (RACIB), opina que una regulación tan restrictiva implicaría el “baneo” total de las criptomonedas en Rusia.
Apunta también que es probable que se produjera una huída de las compañías de activos digitales con sede en territorio ruso, probablemente cambiando su domicilio fiscal y legal para operar en países de la periferia (Bielorrusia, Ucrania, Kazajstán, etc).
Junto a esta repentina aversión hacia las criptomonedas, el estado ruso parece haber desarrollado una suerte de fobia al oro. El banco central ruso ha dejado de comprar oro, dejando sus reservas en torno a los 120 mil millones de dólares.
Una de las razones para dejar de comprar oro, tal y como apuntan algunos economistas, es que Rusia podría estar planteando una postura frente al oro centrada en la venta internacional. Reino Unido, India o Turquía ya han mostrado su interés en comprar parte del oro ruso.