Aunque LATAM es una de las regiones mundiales más amistosas con el ecosistema cripto, hay países que todavía se niegan a recibir con los brazos abiertos la tecnología blockchain y, mucho menos, usar criptomonedas.
Uno de estos países es Bolivia, cuya entidad central se reafirmó la semana pasada en su veto. La prohibición del intercambio y compraventa de activos digitales sigue estando vigente en territorio boliviano, recuerda el Banco Central de Bolivia (BCB).
Según el texto publicado por el CBC, la entidad central boliviana mantiene la prohibición de las criptos como producto de comercialización y forma de pago “para evitar fraudes”. El CBC considera que es una forma de “evitar riesgos a la población”.
El texto legal es claro también respecto a las entidades financieras. Está terminantemente prohibido que los bancos “procesen órdenes de pago que involucren la compraventa de activos digitales”.
Así se expresa en la resolución del 15 de diciembre de 2020, aunque no se indica ningún castigo para los infractores. Las criptos son “ilegales” en Bolivia, pero no hay ninguna referencia en el documento a las penas imponibles a los que comercialicen, usen o intercambien activos digitales.
El comunicado del BCB señala que los criptoactivos no están reconocidos judicialmente, por lo que el vacío legal podría dejar las sanciones en manos de los jueces. Eso sí, el cuerpo judicial tendría que recurrir a las leyes vigentes en materia de actividades no lícitas o ilegales.
Es decir, que el BCB no demoniza las criptomonedas (seguramente tendrá que dar su brazo a torcer en el futuro), pero deja abierta la puerta a que los jueces puedan imponer penas a los usuarios de activos digitales si consideran que están involucrados en actividades ilícitas.
Ya sabemos qué tipo de actividades son estas: el lavado de capitales y la financiación del terrorismo. Son los dos palos en las ruedas del criptoespacio que esgrimen los detractores de la tecnología blockchain y sus innovaciones financieras disruptivas.
En este sentido, las empresas privadas del país tendrán que tener cuidado. El documento del BCB hace mención explícita a las compañías que pretendan usar o comercializar criptoactivos: “no podrán canalizar los fondos mediante el sistema financiero boliviano ”.
En realidad, el BCB no está contando nada nuevo. Ya lo ha dejado claro en anteriores documentos y declaraciones, recordando que este tipo de operaciones no cuentan con el visto bueno de los reguladores bolivianos, como la ASFI, ni con el permiso de la propia entidad central.