Featured image courtesy of The Conversation
La semana pasada se estuvo hablando en los medios de las reacciones de algunos políticos en relación a la petición del vicepresidente ucraniano. Fedorov pidió por Twitter que las principales plataformas de intercambio de criptos congelaran las cuentas de usuarios rusos.
La respuesta del CEO de Kraken fue directa. A pesar de entender la situación del pueblo ucraniano, se negó. Jesse Powell alegó que “se necesitaba una orden judicial para bloquear las cuentas”.
También destacó que “Bitcoin representa el espíritu del libertarismo”, y congelar las direcciones de un grupo concreto de usuarios iría en contra de esa filosofía. Pocos días más tarde, los exchanges surcoreanos más potentes sí respondieron a Fedorov bloqueando las cuentas con IP rusas.
A estos exchanges, les ha seguido Coinbase, que ha bloqueado más 25 000 cuentas de usuarios rusos por supuestas actividades ilícitas. Lo ha anunciado en su blog hace unas horas tras llevar a cabo su “propia investigación”.
Las direcciones asociadas a estas cuentas se han compartido con las autoridades estadounidenses para, según el equipo de Coinbase, “apoyar el reforzamiento de las sanciones económicas”.
El compromiso del CEO de Coinbase con las sanciones económicas y el bloqueo de cuentas rusas choca frontalmente con la actitud del CEO de Kraken. Esto no quiere decir que Powell no pueda realizar una investigación similar sobre las cuentas de sus usuarios rusos.
En Kraken tienen herramientas similares para chequear las aplicaciones de las cuentas que pertenezcan a individuos o entidades sospechosas de llevar a cabo actividades ilícitas. La cuestión es qué entienden ambos Armstrong y Powell cuando hablan de ilegalidad.
Para el equipo de Coinbase, estos individuos y entidades son las señaladas por las autoridades estadounidenses y europeas, seguramente en relación al conflicto ruso-ucraniano.
Las criptodivisas están marcando la diferencia en la guerra de Ucrania. Por un lado, las ONG están recibiendo donaciones millonarias a través de activos digitales, imposibles de interceptar por las autoridades rusas y prorrusas.
Pero Putin y compañía también se están beneficiando de la alternativa que suponen los criptoactivos ante otros instrumentos financieros afectados por las sanciones. La posibilidad de eludirlas gracias a las criptos es un problema que quita el sueño a las autoridades europeas.
Al CEO de Coinbase no le preocupa tanto. Los exchanges, incluido el suyo, están demostrando su poder negándole sus servicios a los usuarios rusos. Armstrong cree que “no existe un alto riesgo de que los oligarcas rusos eviten las sanciones usando criptos”.