Boston Consulting Group (BCG) ha publicado un informe sobre la evolución de la tokenización de activos reales (tokenización RWA) en la próxima década. La compañía prevé un aumento significativo para 2030, alcanzando un volumen de 16 billones de dólares.
Los activos RWA incluyen acciones, fondos de inversión, materias primas y bonos, entre otros instrumentos financieros. También pueden incluir commodities como oro y plata y bienes raíces. Según BCG, la tokenización masiva de estos activos supondrá un punto de inflexión en la adopción masiva de las criptomonedas.
Citi Group respalda las previsiones de BCG. Su último informe habla de un “caso de uso altamente disruptivo”, aunque baraja unas cifras bastante más conservadoras: hasta 4000 millones de dólares en activos RWA tokenizados y 5000 millones de dólares en CBDC.
Kathleen Boyle, editora de Citi GPS, destaca el papel que podrán jugar las divisas digitales de los bancos centrales en la adopción de todo tipo de activos tokenizados en múltiples sectores:
“La adopción tendrá lugar cuando la tecnología blockchain tenga más de mil millones de usuarios, y que ni siquiera se den cuenta de que la están usando”.
Figuras relevantes del criptoespacio se han pronunciado en este sentido. Destaca el tuit de Jeremy Allaire, publicado el pasado 29 de marzo. El CEO de Circle prevé que las propiedades y contratos tokenizados serán habituales de aquí a 10 años.
Cada vez son más las compañías y entidades financieras que asumen estas previsiones como una realidad inminente. Un buen ejemplo es Goldman Sachs, que lanzó su propia plataforma de tokenización RWA a comienzos de 2023.
El sector público también está realizando pruebas en esta dirección. Destaca Project Guardian, lanzado por el banco central singapurense. Se trata de una iniciativa que pretende servir de espacio de colaboración entre los principales actores del sector interesados en la tokenización RWA.
Una de las principales ventajas de los tokens RWA es la baja volatilidad que presentan en comparación con las criptomonedas. En cierta manera, permite aprovechar los beneficios de las DeFi disminuyendo la exposición al riesgo: los activos tradicionales presentan una mayor estabilidad, aunque se tokenicen.
Desde este punto de vista, la tokenización RWA aporta más flexibilidad en términos de inversión, principalmente por la posibilidad de fraccionar los activos. Se trata de una característica que permite además la democratización de los mercados, acercándolos a capitales de menor volumen.
El aumento de la accesibilidad (y la liquidez) a través de la tokenización RWA de espacios financieros históricamente reservados a grandes carteras se nota en el desarrollo de herramientas especializadas. La proliferación de protocolos centrados en la tokenización de activos reales es imparable, destacando GoldFinch, Centrifuge, TrueFi y Maple Finance.