España sigue dando pasos hacia un entorno favorable para la inclusión de los activos digitales en la economía nacional. El sandbox está dando sus frutos y las fintech comienzan a crecer dentro de una estructura legal en proceso de creación.
Tenemos el ejemplo de MONEI, compañía española que ha solicitado a la autoridad bancaria española la implementación de un proyecto para introducir el euro digital (EURM). El piloto implicaría a 500 usuarios y un máximo de 5000 tokens.
Más allá de si el Banco de España le da el visto bueno a MONEI, la realidad es que el banco central español ve necesario el uso de monedas digitales. Quizá lo dicen por una cuestión de inevitabilidad: las criptos han llegado para quedarse.
Se trata de una cuestión de control, como siempre, enmascarada con excusas de eficiencia y seguridad para los usuarios. Si los ciudadanos comienzan a realizar operaciones con activos que las entidades tradicionales no manejan, el mainstream financiero se podría quedar fuera de juego.
De ahí que el Banco de España se refiera al euro digital como una necesidad que las autoridades financieras de la eurozona deberían defender. No solo defender, sino apoyar para formar parte del proceso de desarrollo.
Evidentemente, la apuesta por un euro digital es una cuestión práctica. El efectivo es una forma de dinero en peligro de extinción. Se usa cada vez menos en las transacciones cotidianas, y eso también tiene un impacto en las entidades financieras tradicionales.
¿De qué serviría una entidad central si todo el mundo usara activos pertenecientes a redes descentralizadas? Un euro digital daría sentido a la existencia de los dinosaurios financieros, siempre y cuando formen parte o controlen la red.
¿Qué opina de todo esto el banco central europeo? Pues que hay que organizarse para diseñar un cuerpo legal y político que legitimice el euro digital. Obvio. La cuestión es cómo van a convencer los del BCE la creciente legión europea de amantes de las criptos para que se olviden de su empoderamiento financiero y usen el euro digital.
Como bien dice Fabio Panetta, el BCE tendrá que esforzarse para que el euro digital ofrezca algún aliciente para que lo usemos. ¿Cuál? De momento, no lo saben. Quizá se conformen con controlar el fíat digital que se maneje y esperar a que el criptoespacio no se expanda más.
En cualquier caso, no ayuda nada a las entidades centrales que, tal y como indicó Hernández de Cos, los bancos europeos no se pongan de acuerdo para tomar medidas en una misma dirección.